FESTES.- Interesante trabajo del catedrático de Historia, Francisco Amillo Alegre, sobre Santa Anna

Hace unos días, por cuarto año consecutivo, se han celebrado en Benidorm, la “Festa de Santa Anna”, por un grupo de personas que han querido recuperar dicha fiesta en honor a la santa que comparte su nombre con Sant Jaume, en la parroquia.
La Comissió de la Festa de Santa Anna, que preside este año Toñy Martínez Navarro, solicitaron al catedrático de Historia, Francisco Amillo Alegre, si sabía sobre el culto en Benidorm a dicha santa, por lo que comenzó a investigar sobre el tema, aunque como él mismo indica “Desgraciadamente tenemos poquísima información sobre ese tema porque el olvido cayó sobre esta santa hace ya muchos años, en la segunda mitad del siglo XIX”.
Francisco Amillo Alegre, para quien no le conozca, es un catedrático de Historia que de Castellón llegó a los IES de Benidorm para aplicar docencia, y aquí se jubiló. Cuando llegó a director de IES nº 4 intentó darle un nombre que estuviera en consonancia con la ciudad y recuperó la figura de Doña Beatriz Fajardo de Mendoza y Guzmán, Señora de Benidorm, Polop, Montealegre y Albuidete, que en tiempos de Felipe IV otorgó (1666) una segunda Carta Puebla a la ciudad, porque la primera Carta Pobla (1.325) otorgado por el Señor de Montjuit, el almirante Bernat de Sarrià, terminó por no funcionar. Sarrià fracasó en su intento y en 1503 desaparecerá como tal el que fuera municipio de Benidorm.
Ha dedicado mucho tiempo a la investigación histórica y fruto de ella y de sus lecturas, son muchos los artículos y libros que ha publicado, entre ellos la ‘Historia de Benidorm, de los orígenes a 1960’, “II República y Guerra Civil en Benidorm” o “Carta Puebla de Beatriz Fajardo de Mendoza y Guzmán”, que fue distribuida gratuitamente entre todos los alumnos de IES que llevaba su nombre y la cual se puede ver en su blog “Historia de Benidorm”
Su blog “Historia de Benidorm” se puede encontrar artículos y comentarios que ayuden a conocer el pasado y el presente de Benidorm, una gran urbe turística en la actualidad pero que tiene detrás una fascinante historia de casi siete siglos.
Francisco Amillo fue reconocido en el año 2016, por el Ayuntamiento de Benidorm, por su trabajo con la “Distinció Cultural Ciutat de Benidorm”.
A continuación reproducimos su trabajo sobre Santa Anna, que ha realizado y que fue impreso y repartido entre los asistentes en la misa que tuvo lugar el pasado 26 de julio.

Santa Anna ¿patrona de Benidorm?

El nombre habitual de la iglesia más antigua de Benidorm es el de “Parròquia de Sant Jaume i Santa Anna”. Durante siglos fue la única de la localidad y por tanto de enorme trascendencia en la vida del Benidorm anterior a 1960. Situada en lo alto de Canfali era visible desde todos los puntos del pueblo. El sonido de sus campanas, completado desde 1910 por el reloj de su torre, marcaba el ritmo de las actividades cotidianas y de las festividades de la pequeña población.
Tal como su nombre indica está dedicada a Sant Jaume, Santiago o San Jaime en castellano que es actualmente patrono de Benidorm. También Santa Anna fue en otro tiempo su patrona, aunque su culto y su recuerdo se han perdido en la actualidad. Permanece tan sólo en la denominación oficial de la parroquia y su hagiografía es poco conocida por el gran público.

Sant Jaume, patrón de Benidorm desde la Edad Media

El culto a Sant Jaume en Benidorm está atestiguado desde la Edad Media. Un documento eclesiástico del 13-9-1414 nos informa que en el castillo de Benidorm había una capilla dedicada al santo. Tenía un altar y un retablo pero no tenía ornamentos. Según indicaba el teniente de alcaide Miguel Ramírez, una vez al año, en su fiesta, se preparaba el altar y se celebraba misa: “In castro de Benidorm est capella sancti Jacobi et altare at retrotabulum erecta sed altare erat nudum et nulla sunt ibi ornamenta sed Miqael Ramirez subalcaydus dixit quod die sancti Jacobi paratur altare et ibi celebratur” [1].
Aunque en la Corona de Aragón el santo protector de las tropas era Sant Jordi, Sant Jaume era también protector de los cristianos en su lucha contra los musulmanes ya que los corsarios granadinos y sobre todo los norteafricanos fueron el principal azote del Benidorm medieval [2]. Pere Maria Orts i Bosch indicó la posibilidad de que el patronazgo de Santiago hubiese sido instituido en Benidorm por el infante Pedro, su segundo señor territorial. Eso ocurriría hacia el año 1350 y lo instituyó como homenaje a su padre, el rey Jaume II y a su bisabuelo el rey Jaume I: “La dedicació del temple a Sant Jaume per l’infant fou per honorar l’apostol i en memoria del seu pare i el seu besavi els reis Jaume II i Jaume I” [3]

El culto a Santa Anna, un aspecto poco conocido de la religiosidad de Benidorm

Respecto a la otra patrona de Benidorm, Santa Anna, el panorama es más complejo porque no tenemos información sobre ella hasta el siglo XVII y esta falta de datos nos obliga a especular con dos posibles hipótesis.
La primera sería que su culto se instituyó en la Edad Media cuando Bernat de Sarrià creó la villa. Nos consta que en 1316 ya había una iglesia que dependía de la parroquia de Polop [4].
Para entender por qué se pudo escoger esta santa como patrona de Benidorm conviene recordar las circunstancias de su culto en el mundo cristiano. Apareció en Oriente en el siglo VI y su desarrollo en Occidente fue aún más tardío, en el siglo X y sólo en Nápoles. Su difusión por toda Europa comenzó con el libro del dominico italiano Jacopo della Voragine (1228-1298) titulado “La Leyenda Dorada”, donde “leyenda” significa lectura, no relato imaginario [5].
Redactado hacia el año 1260, es una colección de biografías de santos en las que prima lo sobrenatural y milagroso. Incluye numerosas leyendas sin fundamento histórico. A pesar eso fue un libro muy difundido y sus relatos sirvieron también de inspiración a los pintores y escultores por lo que constituye una obra muy importante para los que nos hemos dedicado a la enseñanza de la Historia del Arte. Su hagiografía sobre Santa Ana contribuyó a que a finales del siglo XIII se extendiese su culto por Europa y recibió el espaldarazo oficial con la Bula “Splendor aeternae gloriae” del papa Urbano VI en 1378.

Benidorm fue fundado a principios del siglo XIV, entre 1312 y 1316. En esos momentos el culto a Santa Anna empezaba a gozar de predicamento en Europa por lo que no es descabellado suponer que, cuando se construyó su iglesia en el siglo XIV, se pusiese bajo su advocación complementado con el culto a Santiago en el castillo. Pero no tenemos pruebas documentales de este hecho, así que quiero dejar bien claro que debe considerarse sólo como una hipótesis.

La otra posibilidad es que el culto a Santa Anna se hubiese introducido en el siglo XVII. La villa había sido abandonada por sus habitantes a principios del siglo XVI y fue destruida por corsarios musulmanes en varias ocasiones sufriendo su iglesia bastantes daños. Su castillo se reconstruyó, pero no sus casas y el pueblo se quedó sin habitantes estables: “en Benidorm no n`y a ningun sinó alguns peiscadors que venen allí en lo hivern e no habiten allí ni tenen habitació ninguna […] y en Benidorm y en Altea y son les esglesies antigues totes derruides […] y que en Benidorm y Altea pus que no y està ningú no ha necessitat de vicari” [6]. En otros documentos se indica que se debía reparar la iglesia y tras el segundo ataque se señala que había perdido una parte del techo, probablemente por un incendio.
Benidorm empezó a repoblarse poco a poco a partir de 1630 y en 1646 tenía unos 50 habitantes. Dada la mentalidad de la época es seguro que la iglesia de origen medieval se había acondicionado por esos años, que coinciden con un renacer del culto a Santa Anna en Europa.
Lo curioso es que sucedió así a pesar de que el concilio de Trento había sido muy riguroso con los santos y eliminó de los oficios religiosos a algunos de ellos por su carácter apócrifo, es decir porque carecían de fundamento histórico. Entre esos santos descartados estaban Sant Joaquim y Santa Anna, los padres de la Virgen María, cuya fiesta se solía celebrar conjuntamente.
También prohibió el Concilio que se representara a Santa Anna con la iconografía de las tres generaciones, es decir Santa Ana con María y el Niño. Sin embargo en España e Hispanoamérica su culto estaba tan arraigado en el pueblo que no se cumplió con este decreto tridentino y se siguió utilizando. También contribuyó el que en 1584 el papa Gregorio XIII consagrara la fiesta de Santa Ana al otorgarle misa propia con lo que su culto volvió a tener gran popularidad a principios del siglo XVII. Los frailes carmelitas y franciscanos escribieron numerosas obras sobre ella y se produjo una proliferación de sus imágenes en toda Europa.

Por tanto también es posible que en el recién repoblado Benidorm de mediados del siglo XVII se introdujera su culto si no había existido en la época medieval. Lo que sí está claro es que en 1667 la iglesia de Benidorm estaba dedicada en primer lugar a Sant Jaume: “la parroquial esglesia del Senyor Sent Jaume de dita vila” [7] Posteriormente, en 1690, se creó una capellanía en la citada iglesia y aquí es la primera vez que aparece Santa Anna como patrona de Benidorm. Se especifica que entre las obligaciones del vicario se incluía el predicar el sermón del día de Sant Jaume y de Santa Anna lo que demuestra que ambos eran los patronos de la nueva villa: “Item que tinga obligació de Predicar dit Beneficiat el Sermo del Glorios Sant Jaume Apostol patro, y titular de dita vila, y el de la Señora Sta. Ana” [8]. Como la festividad de Sant Jaume se celebra el 25 de julio y la de Santa Ana al día siguiente, las fiestas patronales podían hacerse en esos días.

Así debió suceder durante todo el siglo XVIII pero en 1740 se produjo un hecho que tendría consecuencias bastantes años después. Me refiero a la arribada de la Mare de Déu del Naufragi a Benidorm en unas circunstancias poco habituales que muchos de sus habitantes consideraron milagrosas. Su culto se difundió primero entre las gentes de la mar pero poco a poco se extendió por el resto de la población. En el siglo XIX la imagen se trasladó del hospital a la iglesia parroquial y se cambió su nombre por el de Mare de Déu del Sofratge. Su culto fue en auge y en el archivo municipal se indica que ya se celebraba su fiesta en 1854 en el mes de marzo, el mes de su arribada. También indica que al menos desde el año 1859 había una comisión encargada de organizarla [9]. Posiblemente esta fiesta coexistía con las patronales que se celebraban en julio.

Sin embargo la fiesta de la Virgen se trasladó al mes de noviembre en fecha indeterminada. Desde 1890 ya tenemos constancia documental de que en ese mes se celebraban durante dos días las fiestas en honor de la Mare de Déu del Sofratge, a la que se denomina patrona de Benidorm por lo que ya eran, probablemente, las fiestas patronales y no una celebración independiente. “El alicantino: diario católico” del día 13 de noviembre de 1890 publicaba la siguiente noticia: “En Benidorm. Las fiestas que este pueblo dedica anualmente á su patrona Nuestra Señora del Sufragio, acaban de celebrarse con inusitado esplendor.
Dieron comienzo el sábado último con el reparto de 50 raciones de pan, carne y arroz entre los indigentes, y continuaron entre los atractivos de la música, de los fuegos artificiales, carreras, danzas, iluminaciones y cuanto es posible hacer en un pueblo”.
Posteriormente, el 6 de noviembre de 1906 el diario “La Correspondencia de Alicante” indicaba que el Ayuntamiento de Benidorm había solicitado el preceptivo permiso del Gobierno Civil para “celebrar fiestas en el pueblo de Benidorm, en los días 11 y 12 del corriente, en honor a la Virgen del Sufragio”. No se especifica claramente que fueran las fiestas patronales de Benidorm pero podrían ser.

En 1908 ya no tenemos dudas: las se celebraron durante dos días en el mes de noviembre y los patronos eran la Mare de Déu del Sofratge y Sant Jaume, por lo que ya tenemos certeza de que eran las fiestas patronales. La conclusión está clara: el culto Santa Anna había sido desplazado por el de su hija bajo la advocación de Mare de Déu del Sofratge. Aunque tengamos constancia de ello a principios del siglo XX parece probable que ya fuera así en las dos últimas décadas del XIX.
A pesar de que ya no se celebraba fiesta en su honor, Santa Anna seguía figurando como titular en el nombre de la parroquia atestiguando que en otra época sí fue patrona de Benidorm.
Está claro que el culto a los santos presenta altibajos a lo largo de los siglos y el de Santa Anna no es el único caso. En Benidorm se veneró en el siglo XVIII a los santos Abdón y Senén, “els sants de la pedra”, porque se les invocaba para que evitaran que el granizo destrozara las cosechas; lo mismo cabe decir de San Gregorio [10]. Sin salir de esta parroquia tenemos también a San Cayetano cuyo culto, como el de Santa Anna, fue desplazado por el de la Mare de Déu del Sofratge cuando hacia 1829 fue trasladada a su altar desde el hospital de Pobres [11].
A partir de 1922 ya tenemos constancia de que las fiestas patronales habían adquirido su configuración actual: duraban tres días en honor de la Mare de Déu del Sofratge y Sant Jaume y se celebraban el segundo domingo de noviembre [12].

La historia de Santa Anna según el Protoevangelio de Santiago y la Leyenda dorada

Ya he dicho que el desarrollo del culto a Santa Anna a principios del siglo XIV se basaba en los datos aportados por la “La Leyenda dorada” en la lectura dedicada a la Natividad de la Virgen María. En este libro Jacopo della Voragine no inventó nada porque siguió relatos más antiguos los cuales se basaron, a su vez, en el “Protoevangelio de Santiago”. Escrito unos 1.100 años antes, esa es la fuente de información más antigua que tenemos sobre la vida de Santa Anna. Es un evangelio apócrifo que narra la infancia de la Virgen María y el nacimiento de Jesús. Se atribuye su redacción a Santiago y no está claro si es a Santiago el Menor o a Santiago el Justo y para más complicación hay autores que sostienen que ambos fueron la misma persona. De todas formas los dos formaban parte de los “hermanos de Jesús” que citan los cuatro evangelios canónicos y sabemos que ambos murieron entre los años 62 y 69 d.C. Pero dado que el libro que nos ocupa fue escrito hacia el año 150 d.C. es evidente que ninguno de los dos pudo ser su autor. El propósito del desconocido redactor de esta obra era darle más autoridad presentándola como escrita por un santo contemporáneo de los hechos y muy próximo a ellos. Quería dejar bien claras dos creencias cristianas: la inmaculada concepción de María y su virginidad que en su época estaban siendo cuestionadas. Buscaba ante todo defender la doctrina oficial del cristianismo y el rigor histórico quedó totalmente supeditado a la necesidad de atajar las doctrinas contrarias [13].
Resumo el contenido de los capítulos I a V donde se cuenta la historia de los padres de la Virgen María [14].
“Consta en las historias de las doce tribus de Israel que había un hombre llamado Joaquín, rico en extremo, el cual aportaba ofrendas dobles, diciendo: El excedente de mi ofrenda será para todo el pueblo, y lo que ofrezca en expiación de mis faltas será para el Señor, a fin de que se me muestre propicio.”
Pero cuando Joaquín llevó sus ofrendas no le dejaron hacerlo porque no tenía hijos. Buscando en los libros sagrados vio que todos los hombres justos habían tenido descendencia. Se entristeció tanto que sin pasar por casa ni decir nada a su esposa se marchó al desierto. “Y allí plantó su tienda, y ayunó cuarenta días y cuarenta noches, diciendo entre sí: No comeré, ni beberé, hasta que el Señor, mi Dios, me visite, y la oración será mi comida y mi bebida.
Y Ana, mujer de Joaquín, se deshacía en lágrimas, y lamentaba su doble aflicción, diciendo: Lloraré mi viudez, y lloraré también mi esterilidad.”
Pero “un ángel del Señor apareció, y le dijo: Ana, Ana, el Señor ha escuchado y atendido tu súplica. Concebirás, y parirás, y se hablará de tu progenitura en toda la tierra. Y Ana dijo: Tan cierto como el Señor, mi Dios, vive, si yo doy a luz un hijo, sea varón, sea hembra, lo llevaré como ofrenda al Señor, mi Dios, y permanecerá a su servicio todos los días de su vida”.
Poco después dos mensajeros le dijeron: “Joaquín tu marido viene a ti con sus rebaños. Porque un ángel del Señor ha descendido hasta él”. Al poco tiempo Joaquín acudía a casa con diez corderos y doce terneros como ofrenda para el templo y los sacerdotes “y cien cabritos, y serán para los pobres del pueblo”.
Ana, que lo esperaba en la puerta de su casa, lo vio venir, y, corrió hacia él y le abrazó diciendo:” Ahora conozco que el Señor, mi Dios, me ha colmado de bendiciones; porque era viuda, y ya no lo soy; estaba sin hijo, y voy a concebir uno en mis entrañas” Joaquín pasó esa noche en su casa y a la mañana siguiente llevó sus ofrendas al templo y supo que Dios le era propicio.
“Y los meses de Ana se cumplieron, y, al noveno, dio a luz. Y preguntó a la partera: ¿Qué he parido? La partera contestó: Una niña. Y Ana repuso: Mi alma se ha glorificado en este día. Y acostó a la niña en su cama. Y, transcurridos los días legales, Ana se lavó, dio el pecho a la niña, y la llamó María”.
Según algunos autores este relato es muy parecido al del nacimiento del profeta Samuel donde su madre también se llama Ana [15]. Por tanto nada en este Protoevangelio de Santiago tiene valor histórico, ni siquiera el nombre de los padres de María. Sólo es seguro que éstos existieron, una obviedad que nos ayuda bien poco.

“La leyenda dorada” añadió nuevos elementos a este relato con el mismo criterio de defender la doctrina. Hizo a María descendiente de David, minimizando así la importancia de San José para garantizar la virginidad de su esposa. El abrazo de Joaquim y Anna se produjo en la Puerta Dorada de Jerusalén quedando Ana embarazada en ese instante de forma virginal, tal como después le pasaría a su hija María. También indica que Ana quedó viuda pronto y se casó otras dos veces con lo que tuvo varios hijos e hijas.

El Concilio de Trento (1545-1563) puso en entredicho el culto a santa Ana y, sobre todo, desautorizó su triple matrimonio con sus numerosos hijos ilustres; además, prohibió las imágenes de dudosa ortodoxia y suprimió las referencias no contenidas en el Nuevo Testamento [16] con lo cual su historia quedaba sin datos.
Pero aunque la historia que se cuenta sobre Santa Ana sea apócrifa no invalida unos hechos muy importantes: nuestros antepasados en Benidorm y en el resto de Europa y América sí creyeron en ella y eso tuvo consecuencias. En primer lugar creó un culto y fue patrona de muchas localidades en las que se celebraron fiestas en su honor. En segundo lugar dio origen a varios modelos iconográficos con numerosísimas representaciones artísticas. Finalmente creó un modelo de madre que educa a su hija como futura esposa y madre cristiana. Por ello la figura de Santa Anna ocupa un lugar en nuestra historia y su existencia real queda así en un segundo plano.

NOTAS:

[1] Archivo de la Catedral de Valencia: “Visitacio ecclesie basilice loci de Benidorm sufraganea ecclesiae loci de Polop”, Lib 7º fol 510to.
[2] Amillo Alegre, Francisco: “Corsarios norteafricanos en las baronías de Polop y Benidorm”, cap. 2 y 3.
[3] Orts i Bosch, Pere María: “L’infant Pere d’Aragó i d’Anjou, segon señor territorial de Benidorm 1336-1356” ROFMPB año 1997, pág. 188.
[4] Almiñana Orozco, Pasqual: “Els topònims de Benidorm”, año 2001, pags. 170-171.
[5] Jacopo de Vorágine, Beato: “Legenda aurea sanctorum”, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2015 http://www.cervantesvirtual.com/obra/legenda-aurea-sanctorum-en-catalan-flos-sanctorum-romancat.
[6] Citado por Salvá Ballester, Adolfo: “Los moriscos valencianos en 1527 y 1528”, año 1934, pág. 365.
[7] Archivo del Reino de Valencia, 15 de junio de 1687, Rodrigo Baltasar de Puigmarín y Fajardo toma posesión del señorío de Benidorm. Escribanías de Cámara. Año 1719, exp. 30. Folios 293-302.
[8] Archivo Parroquial, 30-11-1690: Solicitud de una capellanía para Benidorm.
[9] Archivo Municipal Benidorm, acta del Pleno 29-4-1860.
[10] Climent Such, J. & Llorca Ibi, F.X.: “Les festes de la Mare de Déu de Sofratge: trajectoria i evolució” en capítulo 9, pág. 203 de “La Mare de Déu del Sofratge Història i mite”, año 2015.
[11] Orts Berdín, Pedro María: “Apuntes históricos de Benidorm”, 1892, pág. 153.
[12] “La correspondencia de Valencia: diario de noticias” del 7-11-1922.
[13] Virginia Nixon: “Mary’s mother. Saint Anne in late medieval Europe”, The Pennsylvania University Press, 2004, pág. 12 y siguientes.
[14] Pierre Crépon: “Evangelios apócrifos: Crónica oculta del Nuevo Testamento”. EDAF, 2016. El autor coloca al Protoevangelio de Santiago entre “los evangelios ficción, que reagrupan todo el ciclo de los padres y de la infancia de Jesús”.
[15] Frederick G. Holweck: “Biographical Dictionary of the Saints”, 1924].
[16] Emile Mâle: “L’art religieux de la fin du XVIe siècle, du XVIe siècle et du XVIIIe siècle. Etude sur l’iconografi après le Concile de Trento”, París 1951, pags 347 y 348

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